Se han puesto de moda los recortes en casi todos los ámbitos de la vida pública. Pero ¿Quién recorta y para que? Los ciudadanos debemos conocer la respuesta a estas preguntas. El fin de semana de navidad 2.000 personas aproximadamente han acudido al Servicio de urgencias del hospital de Salamanca aquejados de alguna dolencia. A una gran mayoría se le han realizado varias pruebas para devolverlos a sus domicilios y unos pocos habrán quedado ingresados. La descoordinación entre la atención sociosanitaria, hospitalaria y de atención primaria se pone de manifiesto y puede generar más gasto sanitario por la excesiva demanda de exploraciones innecesarias, la práctica de la medicina defensiva y la dependencia de los pacientes de las consultas hospitalarias. Un sistema integrado de cuidados permitiría evitar duplicidades, ahorrar dinero y aumentar la calidad.
Se anuncian recortes de guardias del personal sanitario, pero esta medida si no se motiva suficientemente puede acabar originando desmotivación de los profesionales y en definitiva falta de una colaboración tan imprescindible para el cumplimiento de los objetivos asistenciales y financieros del Sistema público de salud.
Los ciudadanos tenemos la obligación de usar racionalmente los recursos sanitarios pero también los políticos han asumido el compromiso de explicar sus políticas de gestión a los usuarios. Los recortes enmascaran, a veces, objetivos diferentes a los propuestos inicialmente. Introducir algunos tijeretazos aislados para salvaguardar la imagen puede tener un efecto contrario al deseado y esto se puede aplicar para muchas medidas anunciadas para más adelante.
Nuestro bien preciado Sistema de Salud necesita reformas de eficacia y eficiencia, pero manteniendo sus pilares de gratuidad, universalidad y equidad como hasta ahora.
María Teresa Muñoz. El Adelanto 7 Diciembre 2012