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Ese ha sido el resultado del último naufragio en el mediterráneo, 28 supervivientes ( 2 mafiosos entre ellos) de 700 o más náufragos. Ya me he perdido con la cifra de desaparecidos en el Mediterráneo, ¿2000-3000, en este año? Y esto lo sabemos porque ha sobrevivido algún inmigrante para contarlo. En otros casos habrán perecido todos y las mafias que los embarcaron no van a dar la voz de alarma para decir que se ha perdido una embarcación. ¿Y los que desaparecen en las travesías terrestres desde su país de origen, centro-áfrica u oriente próximo, y la costa? Total, la cifra es incalculable. El número de muertos va aumentando progresivamente. Cada vez se ponen más dificultades para llegar a “el dorado”, por lo que las travesías son más difíciles y deben asumir más riesgos para eludir los controles.
¿Cuál es la situación de estos inmigrantes en su país para arriesgar su vida de esta manera? Son países destrozados por las guerras, las epidemias, el hambre, sin ningún tipo de tejido industrial, ni agrícola, ni de estructura sanitaria, ni de educación.
¿Y qué hace mientras tanto la UE para resolver el problema? ¿Qué se está planteando? Poner más dificultades a los inmigrantes para que no alcancen las costas europeas. El problema no se resuelve con levantar más barreras y más altas para impedir que pasen. Lo volverán a intentar hasta conseguir pasar, seguramente con más lesiones o morir en el intento.
Europa está nerviosa y no sabe cómo solucionar el problema. Hasta la fecha se han establecido dos programas, la “Operación Mare Nostrum”, llevada a cabo por Italia, dedicada a salvar vidas, más de 150.000 en dos años y la “Operación Tritón” de la UE destinada a salvar fronteras. Lo último que se está planteando es evitar que los inmigrantes embarquen en los puertos de Libia, principalmente, destruyendo barcazas y deteniendo a las mafias que se enriquecen a costa de estos desesperados. Buscarán otras soluciones, ya que es totalmente imposible poner barreras al hambre, porque este no razona.
La solución que no parece plantearse en Europa, y en todo el mundo rico en general, es centrar sus ayudas en el origen del problema. Los países de la UE, muchos de ellos colonialistas en los dos siglos anteriores y que esquilmaron sus recursos, deben volver ahora la cara hacia ellos. Hay que buscar mecanismos eficaces de paz y dotar a estos pueblos de infraestructuras suficientes en sanidad, educación, comunicaciones, industria, agricultura, etc. para que no se vean obligados a abandonar sus hogares. De otra forma no le veo fin a este sacrificio humano.

Pablo de Unamuno
Asociación para la defensa de la sanidad pública

23 abril de 2015

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