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Paradójicamente, con los evidentes avances en medios de transporte sanitario, UVI móvil, 112 y recursos humanos, asistimos en los últimos años a un incremento progresivo del número de pacientes que ingresan en grave o irreversible situación clínica en las unidades de cuidados intensivos o coronarios, tras ser recuperados de una muerte súbita por parada cardiorrespiratoria en el ámbito extrahospitalario (en la calle, domicilio o el lugar de trabajo del paciente).

 

 

Mira el documento interactivo: Salva una vida

 

Desgraciadamente, en muchas ocasiones las maniobras de resucitación se inician tarde o de forma inadecuada. Las consecuencias de esto son catastróficas dado que muchos pacientes llegan al hospital en coma irreversible y si sobreviven lo hacen muy incapacitados o en estado vegetativo.

Este escenario podría cambiar significativamente si se educara y entrenara a la población en las maniobras de resucitación. La mayor parte de los ciudadanos están capacitados para aprenderlas con muy poco esfuerzo. Dichas maniobras realizadas para mantener al paciente vivo y sin daño neurológico hasta que se pueda tener acceso a un desfibrilador, a una unidad móvil o al traslado a un centro sanitario son relativamente sencillas y fáciles de aprender.

Esto es independiente o complementario del adiestramiento e implantación de desfibriladores automáticos en locales con masiva asistencia de público.

Sería muy beneficioso realizar campañas en este sentido, posiblemente en los centros de enseñanza como un tema más de la misma (¿en Educación para la Ciudadanía por ejemplo?) o alguna jornada en los centros de trabajo, y por qué no en las comunidades o asociaciones de vecinos o lugares equivalentes…

Los beneficios de esta propuesta serían extraordinarios: más pacientes vivos bien recuperados y menos en coma profundo, menor sufrimiento de los familiares y menos gastos dado lo costoso y prolongado del mantenimiento de estos enfermos, necesidad de aparatos respiradores, camas de UVI, estancias prolongadas, etc,…

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