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Bien que me pesa contrariar el grito de denuncia màs emblemático de las gentes del 15-M.
Pero más allá de la magra obviedad de que efectivamente han sido elegidos, lo preocupante es que los políticos vienen a reflejar como está la sociedad.
Y en estos tiempos profundamente decadentes, seguramente de lento final de la actual etapa de “civilización” como la conocemos, la grisura, la mediocridad, el egoísmo zafio de los gobernantes no dejan de ser un triste reflejo de estos mismos valores y conductas en la mayoría de la sociedad.
Se ha renunciado a la acción y se ha sustituido por las críticas de salón, o por los indignados comentarios de cafetería. La comodidad de la sociedad del bienestar –a costa de terceros claro- ha conducido a una resignación bovina de la mayoría, a cambio de un razonable nivel de vida.
La falta de ideas, la renuncia a la solidaridad, la pérdida de referentes sociales, valores los llaman algunos, ideologías los denominamos otros, la evitación de conflictos y problemas, nos llevan a esto, a que estas cohortes de políticos mayoritariamente incapaces de ir más allá de sus propios intereses y de las estrategias de poder interno de sus organizaciones, representen bastante fielmente las conductas de la mayoría de los ciudadanos.
Ah ¡¡ me dice el editor que estoy hablando de política y debo escribir de sanidad. Pero vaya, si yo creía que estaba describiendo nuestra situación sanitaria.
Tras años de inacción en política sanitaria, el sistema se va desmoronando; a la población se la lleva burlando una gavilla de años con el señuelo del nuevo hospital que nunca llega; los administradores (que no gestores) sanitarios, más preocupados de colocar amigos y compromisos que del bien común; los datos e información que se ofrecen, puro maquillaje; se ventilan batallas de familias políticas a costa de la sanidad; y no pasa nada.
Si la población –primera interesada- y los profesionales, no reaccionamos ante estas iniquidades, es que formamos parte de ellas.

Miguel González Hierro 6 de febrero de 2014

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