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Lo hemos venido repitiendo algunos desde que se inició la reforma de la gestión de las bajas laborales: ese no es el camino.

Introducir la sospecha generalizada hacia pacientes y facultativos como principio, aumentar las competencias en control de bajas del INSS y Mutuas como entidades pagadores, y multiplicar el número de personas y organismos que intervienen en el control, no era el camino. Y el tiempo lo ha demostrado. Ni el coste de la prestación por bajas ni el total de días consumidos se han reducido sustancialmente.

En estos tiempos de cruda crisis, sí han disminuido las bajas, pero más por el temor de los trabajadores sobre su empleo que por razones de gestión.

Se sigue sin querer entrar a analizar las causas profundas del absentismo injustificado en nuestro país, y sin conocer esto la solución es inviable. Voy a citar tres motivos -no los únicos- en este sentido: la insuficiencia de mecanismos y prestaciones que cubran áreas de necesidad sociosanitaria; la inadecuada organización del trabajo en empresas e instituciones; la tolerancia y aun la simpatía social por el «tramposo». El fracaso de la reforma en la gestión de las bajas laborales, ha supuesto además una costosísima inversión en recursos materiales y humanos de los que se deberían exigir responsabilidades a sus impulsores. La reforma ha sido cara e ineficaz.

Ahora, que la crisis aprieta, se quiere ahondar en lo erróneo, y entre otras medidas, castigar al más indefenso, rebajando la cantidad a cobrar por los trabajadores de baja reduciendo o eliminando el porcentaje de mejora que suelen aportar las empresas. Medida fácil e injusta, que sanciona al honesto y al deshonesto.

Solo hay un rumbo para el correcto control de las bajas, su vuelta a la esfera sanitaria, con exclusiva responsabilidad de los facultativos y, eso sí, un férreo control junto a los medios de apoyo precisos; aunque costará regenerar la motivación e implicación del mundo sanitario.

De no ser así, la organización sanitaria deberá demostrar su responsabilidad social.

Miguel Gonzalez Hierro. El Adelanto 25 Febrero 2012

 

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