La construcción de la autovía en la N-620 sería una excelente inversión en salud para la provincia de Salamanca.
Como conocen bien los expertos, la salud colectiva depende de los servicios sanitarios sólo en una pequeña proporción. En ocasiones, inversiones que no son directamente para servicios sanitarios resultan más rentables en salud por cuanto mejoran la calidad de vida, evitan enfermedad y muerte y en el caso de esta autovía porque facilitan el acceso a servicios de total competencia.
En la carretera N-620 llamada de los portugueses, de los camioneros, de la muerte… el nivel de agresividad va subiendo a medida que llega el verano. Un exceso de comida y alcohol y de horas de conducción parece relacionarse con la siniestralidad de las 15-17 y de las 20-21 horas.
Los emigrantes o turistas que hacen largos viajes de una tirada para evitar gastos pues apenas hay instalaciones de uso público para descanso y esparcimiento, llegan aquí muy cansados a esa otra hora crítica que está entre las 8-10 de la mañana.
La presión del exceso de tráfico, las colas de camiones, las obras en temporada alta, van generando nerviosismo y conducción de riesgo.
Los usuarios de la carretera, entre los cuales están la población rural más discriminada por razón de lejanía, necesitan una vía rápida y segura que acorte distancias.
Llama la atención, la lentitud con la que se va haciendo el tramo hasta Tordesillas (¿cuántos años llevan?) y del tramo hasta Portugal ni se habla. Controlar el Gasto Público no puede ser a costa de no hacer inversiones imprescindibles.
Inviertan en salud. Construyan la autovía.
Concha Ledesma.
Publicado en «El Adelanto», 11 Julio 1998