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La renovación del profesorado que imparte materias clínicas en la Facultad de Medicina no es una labor fácil. En los últimos años estamos observando que profesores que han conseguido la habilitación no están dispuestos a desplazarse a otras Universidades, abandonando sus equipos de trabajo, proyectos de investigación en marcha y, en ocasiones, movilizando a la familia con una situación laboral y social ya establecida. Mucho me temo que el sistema de acreditaciones ya iniciado, y con el que presumiblemente será difícil conseguir una evaluación positiva, va a ofrecer resultados parecidos. Las facultades de Medicina han de nutrirse exclusivamente de su propia cantera ante la resistencia al cambio aludido. Esto implicará dos resultados, ambos igual de problemáticos: que en una unidad clínica, por una parte, haya varios profesionales con capacidad y disposición para acceder a la carrera docente y la Universidad no disponga de las plazas docentes para todos; o, por el contrario, que en un momento determinado no haya esos profesionales preparados y otros, de otras universidades, no estén dispuestos al traslado.
La Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) valorará los currícula dando especial importancia a las publicaciones y proyectos de investigación y probablemente muy poco a la experiencia profesional. Para ser un buen docente es absolutamente necesario tener amplios conocimientos, adquiridos con la práctica profesional, y saber transmitirlos adecuadamente.
Entre los profesionales sanitarios que trabajan en el Hospital Universitario de Salamanca hay muy buenos profesores, pero sin la condición administrativa para impartir enseñanzas. Son profesionales que han dedicado muchas horas a la asistencia y no se han ocupado de hacerse un curriculum vitae con el que conseguir la acreditación docente.
El convenio entre la Universidad y Sacyl que se está gestando debería contemplar la promoción docente de sus profesionales con capacidad y disposición para la vida académica.
Pablo de Unamuno.

Pubicado en «El Adelanto», 8 Noviembre 2008

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