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Andalucía, 11/11/2012

RAZONES DE SALUD PARA APOYAR LA HUELGA GENERAL DEL 14N

Estamos en otro momento histórico en donde podemos ejercer un derecho ciudadano. En ocasiones nos parece que no contamos para nada y para nadie, en cuanto a las decisiones políticas que terminan marcando el futuro incluso de generaciones y es posible que sea así, pero también ocurren circunstancias en las que tu participación, como persona, como ciudadano es esencial para influir decisivamente en el devenir de cada sociedad. La huelga general del próximo 14N es un reto para demostrar el poder ciudadano y condicionar las decisiones políticas. Apoyar dicha huelga como expresión de rechazo a lo que está ocurriendo o no participar y que se pueda entender que apoyas la situación actual es una decisión individual que nadie nos puede hurtar.

Existen múltiples razones para apoyar la huelga general del 14N pero la ADSP la apoya por razones de Salud. Primero por salud democrática. Es un escándalo lo que está ocurriendo en los países más desfavorecidos de Europa: se cambian los gobiernos sin participación ciudadana (en España con el temido rescate llegaremos a esta situación), estos nuevos equipos toman decisiones que favorecen al gran capital y machacan a las personas (las menos afortunadas económicamente) y a los trabajadores (sobre todo de empresas privadas y eventuales del sector público)y, como resultado, la situación real es poco democrática: desafección total de los ciudadanos con sus dirigentes e instituciones, falta de sensibilidad social (mientras los sectores políticos han visto recortados mínimamente sus intereses, la sociedad ha visto cómo derechos básicos han sido aniquilados)y enfrentamiento rotundo entre lo que persigue cada uno de estos desgraciados bandos. No hay que ser un experto para saber que esta situación es propicia para que posiciones extremistas y antidemocráticas proliferen.

La segunda razón es por salud social. Producto de todo lo anterior, no hay más que seguir mínimamente las noticias diarias para comprobar dramas sociales, obviamente entre los sectores más empobrecidos. Lo dramático es que estos sectores están creciendo de forma exponencial. Todos los trabajadores que han sido despedidos (el paro laboral es el auténtico drama de esta crisis), muchos de ellos con deudas hipotecarias, están engrosando el segmento de población en precariedad socio-económica. La reacción de las iniciativas políticas ante esta insalubridad social ni siquiera se aprecia o es lenta, tardía, tibia o parcial, es decir, no se comprueba que haga frente a las necesidades de los ciudadanos (los más empobrecidos, claro). Un ejemplo de lo anterior es la reacción tras años de padecimientos con el escándalo social de los desahucios, practicados por empresas privadas (bancos y cajas de ahorro) que han sido rescatadas con dinero público.

Pero la razón de mayor peso en nuestra defensa, por razones de nuestra naturaleza, es por salud sanitaria. El Sistema Sanitario Público español ha sido modelo en todo el mundo de organización con un balance de costo (gastamos en salud menos que la mayoría de los países europeos) y eficiencia (las prestaciones que hemos logrado son espectaculares con respecto a la situación de la mayoría de los países incluso desarrollados) ejemplares. Estamos seguro que no existe una conciencia colectiva de lo que significa los logros de nuestro sistema para amplios sectores poblacionales (para los más pobres mucho más imprescindible, claro). Los principios básicos en los que se sustenta este sistema es que debe procurar Salud universal (a todos los ciudadanos), gratuita en el momento de la prestación (para que el nivel económico no diferencie entre optar al derecho a la salud), equitativa (distribución social justa), solidaria (financiado vía impuestos para que así colabore más el que más disponga) y en el que el ciudadano sea el centro y propietario del sistema (no el mercado o el interés comercial).

Pues bien, este sistema ha sido desmantelado en muchas comunidades autónomas y está en grave peligro de subsistencia en las demás. Se está logrando la privatización de los centros sanitarios y sus consecuencias serán obvias (despidos masivos, reducción de recursos, costes en las prestaciones, diferencia entre ricos y pobres, etc). Las privatizaciones del sector público no hay que controlarlas sino que hay que oponerse frontalmente a ellas.

Por todos estos motivos apoyamos de forma rotunda la huelga general del 14N. No son motivos de interés gremialista, sectorial o profesional sino son motivos de preservar la Salud democrática, social y Sanitaria. La decisión la debemos tomar todos y todas de forma individual, serena, madura y con responsabilidad para colaborar con un proyecto o con otro.

Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública (ADSP)-Andalucía.

 

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