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Si vieron el debate  electoral, probablemente les chirriaron los oídos al escuchar a Rajoy afirmar que el 75% de los trabajadores tienen un contrato fijo. Eso son tres de cada cuatro. Yo miré a mi alrededor y solo encontré ejemplos de la precariedad laboral que se ha instaurado como etiqueta identificativa del momento político-social actual.

La medicina no es una excepción, y los contratos basura abundan entre los especialistas, especialmente entre los jóvenes que tras terminar su residencia sobre los 30 años se encuentran con un futuro muy incierto.

Con el panorama actual en el que, a pesar de las listas de espera, apenas se crean puestos de trabajo en el sistema público de salud, proliferan los contratos en forma de «becas», que en su mayor parte están financiadas por farmacéuticas y cuya actividad principal suele ser investigadora, acompañada o no de labor asistencial (esta última muchas veces realizada en «horas extra» no remuneradas).

Una gran parte de los jóvenes especialistas además compatibilizarán este trabajo con un máster, o con el doctorado, porque ahora ya no basta con seis años de carrera y cuatro o cinco de especialidad, además hay que tener la tesis, publicaciones en revistas de impacto, libros, cursos… Y yo me pregunto, ¿quién tiene en cuenta la habilidad clínica del médico?¿quién evalúa la empatía con el paciente?¿quién sabe si le transmite calma, si le comprende, si le ayuda…?. ¿Cómo se miden las horas que le dedica en casa para realizar un buen diagnóstico y para dar el tratamiento más adecuado en cada caso? Parece que la sociedad competitiva en la que vivimos se ha olvidado de lo más básico.

Me atrevo a decir que la mayoría de quienes elegimos en su momento estudiar medicina fue para tratar pacientes, y no para encerrarnos en laboratorios. Porque si nos hubiera gustado más la pipeta que el fonendo habríamos estudiado otra carrera como biología o biotecnología que están mucho mejor encaminadas para ese propósito. Y es que, al menos en mi caso, cuantas más horas paso en el laboratorio, más echo de menos a mis pacientes

Alicia Alonso 

Asociacion para la defensa de la sanidad pública de Salamanca
Patientenautonomie und das planen und ausführen von pflege, ueberwachung-apps.com/whatsapp-hacken-die-top-methoden in wiesemann, claudia u.

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