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Uno de los principales problemas sociales de EEUU es que gasta el 14% de su PIB en sanidad y sin embargo 45 millones de personas carecen de seguro médico. La reforma del sector de la salud, y más concretamente la cobertura médica universal, fue una de las promesas que hizo Obama durante la campaña presidencial. A la espera de que concrete y desarrolle su proyecto de reforma, sus primeras medidas en este campo demuestran que pisa fuerte y decidido.
No ha dudado en retirar a su candidato para la Secretaría de Sanidad al conocer sus irregularidades fiscales, a la vez que asegura que la reforma seguirá adelante. Los poderes económicos opuestos a una sanidad pública universal son poderosos y el camino será largo y difícil. Otros antes, como Hillary Clinton, no lo consiguieron. Los expertos que desarrollarán esa reforma tienen puestos sus ojos en el sistema sanitario público español que, con una inversión próxima al 7% del PIB, ofrece asistencia sanitaria universal gratuita y de calidad.
Obama ha firmado una ley que extiende la cobertura médica infantil, lo que beneficia a varios millones de niños, entre ellos 1.500.000 de niños hispanos que carecían de ella, según cálculos de la Alianza Nacional de Salud Hispana. Se trata de la segunda ley que firma durante sus primeros 100 días de mandato. Steny Hoyer, portavoz demócrata en el Senado, ha dicho que esta ley ayudará a crear «una generación de estadounidenses más saludables», pero si la medida no fuera significativa por sí misma, el coste de la asistencia a esos niños se va a financiar con una importante subida de los impuestos federales que gravan el tabaco, medida que conseguirá dos objetivos de salud pública a la vez: disminuir el consumo de tabaco (está demostrado que una subida del precio del 10% disminuye el consumo un 4%) y mejorar la salud infantil.
A pesar de que nuestro sistema sanitario público pueda ser un modelo para los EEUU, las autoridades sanitarias españolas deberían observar la contundencia con la que Obama se enfrenta a dos de los poderosos entramados económicos relacionados con la salud en los EEUU: el que gira en torno a la industria sanitaria y el de la industria tabaquera. Ninguno de los dos quería esta ley. Suerte señor Obama

 

Miguel Barrueco.

Publicado en «El Adelanto», 14 Febrero 2009

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