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A veces siento vergüenza ajena con alguno de nuestros políticos. Era de esperar que la huída hacia delante y la obstinación del partido popular por desviar la atención sobre su verdadera situación interna de corrupción, sobornos, espionaje, etc… acabara por encontrar o inventar conflictos de cualquier orden que le sirvieran para atacar al gobierno. Deberíamos pedirle a Rajoy y a su glamurosa Soraya Sáez de Santamaría más responsabilidad y a su exministra de Sanidad Ana Pastor (que sabe perfectamente de lo que se trata), que por esta vez mantuvieran un sentido ético y de interés general que les impidiera utilizar, al menos la gripe A para hacer política de enfrentamiento.

Si sucede lo que se espera, se avecinan tiempos difíciles para la sanidad pública. Hasta ahora, forzados por la repercusión mediática mundial, la gestión del ministerio de Sanidad, de las autonomías y de las comisiones técnico-profesionales en relación con éste asunto ha sido muy acertada; mantienen una clara política de información y consenso, muy loable y consecuente con la magnitud del problema que se avecina.

De momento, la cuestión es más social y de recursos sanitarios que de salud; pues en sí misma es muchísimo menos maligna que el tabaco, la hipertensión, los accidentes de tráfico y otros muchos que sí que están destruyendo vidas de forma permanente y sin tanta repercusión mediática. No hay que ser muy listos para suponer que algún otro motivo ha condicionado esta epidemia informativa y posiblemente no fuera necesario tanto pánico; pero el ministerio sabe lo que puede acontecer y conoce las formas de actuar de la oposición por lo cual no puede dejar cabos sueltos. A pesar de ello no cabe duda que los del PP encontrarán algún desliz o déficit que magnificar para seguir haciendo su nefasta política de enfrentamiento, en ningún caso constructiva, y que está alejando a muchas personas de la cuestión política y acercándoles a posiciones de denigración de la misma y alternativas abstencionistas, como de hecho desea el PP.

 

Maximiliano Diego.

Pubicado en «El Adelanto», 29 agosto 2009

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