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Estamos en el siglo XXI, un siglo en el que el envejecimiento progresivo de la población, los avances científicos y tecnológicos con lo más nuevo mejor, la medicalización progresiva de las sociedades acomodadas, el estilo de vida “lo quiero y lo quiero ya”, la presión mediática de las empresas farmacéuticas… han creado una situación insostenible para el mantenimiento del sistema público de salud. 

Vivimos una medicina de excesos, excesos de tratamientos y de pruebas diagnósticas y esto tiene unas graves consecuencias, por un lado para la población ( los riesgos del sobrediagnóstico y del sobretratamiento) y por otro, para el sostenimiento de los sistemas sanitarios, cuya salud económica es cada vez más precaria. No se trata de racionar recursos sino de racionalizarlos, es decir, adecuar en cada momento la prescripción más correcta teniendo en cuenta la evidencia científica y las características del paciente.
El término sobrediagnóstico es un concepto que se ha introducido recientemente, que antes no existía y que ahora ha aparecido a consecuencia de todo lo expuesto anteriormente. El exceso de pruebas solicitadas conlleva a veces a encontrar falsos positivos, es decir, hallazgos que aunque ciertos, nunca habrían puesto en peligro ni la salud ni la vida de las personas afectadas, pero que al encontrarlos nos obliga a realizar nuevas pruebas y así hasta el infinito y mas allá, con el consiguiente despilfarro de recursos, la angustia para el paciente y el peligro que corre éste, ya que las pruebas diagnósticas muchas veces no están exentas de efectos secundarios (radiaciones en las pruebas radiológicas)
Viendo el panorama actual, no es de extrañar que haya surgido un movimiento llamado right care ( medicina apropiada) que no pretende otra cosa que evitar pruebas diagnósticas y tratamientos innecesarios que no han demostrado su eficacia y que lo único que provocan es despilfarro y riesgo de daño al paciente. Siguiendo esta línea de pensamiento han surgido diferentes iniciativas en todo el mundo auspiciadas por sociedades científicas y revistas médicas de prestigio, especialmente inglesas y americanas. Permítanme que les ponga algunos ejemplos porque los nombres de estas iniciativas hablan por sí mismos: “ Choosing Wisley” (elegir con sabiduría) de ABIM Foundation, “Do not do “ (hacer no hacer) del National Institute for Health and Clinical Excellence (NICE), “ Less is more” ( menos es más) de JAMA Network. En España, están “ Essencial” en Cataluña y el compromiso de varias sociedades científicas españolas, que en la página web del Ministerio de Sanidad ya han publicado algunas recomendaciones.
En definitiva, se trata de sacar un tiempo que no tenemos y sentarnos a hablar más con nuestros pacientes, explicándoles las consecuencias del sobrediagnóstico y sobretratamiento y ayudarles a elegir la mejor opción, teniendo en cuenta la mayor evidencia científica y las características de nuestro paciente.

Salamanca 26 de diciembre de 2014
También en  La Crónica de Salamanca
Gloria Alonso (ADSP)

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