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Los recortes en materia sanitaria están influyendo de manera negativa en la salud de la población. Parece lógico pensar que si disminuimos el dinero que dedicamos a la promoción, prevención y educación para la salud, al final tendremos menos. Pero ¿qué pasa con la salud desde la perspectiva de género? ¿influirá la crisis de forma más negativa en la salud de las mujeres que en la de los hombres?
Las desigualdades de género en salud, más allá de las diferencias biológicas de sexos, tienen su origen en las estructuras socioeconómicas y de poder. La Comisión de Determinantes Sociales de la Salud de la OMS reflexiona sobre que las oportunidades vitales de las personas no dependen exclusivamente de la herencia genética y los estilos de vida, sino también del nivel educativo, del acceso al mercado laboral y de las redes sociales o comunitarias.

Desde una perspectiva de género la crisis golpea de manera diferente a la mujer: la pérdida de empleo, los sueldos inferiores, su presencia cada vez mayor como cuidadora principal de las personas con dependencia, su presencia también en el trabajo doméstico… van a condicionar negativamente las oportunidades sociales y económicas que rodean a la mujer y de paso, influir negativamente en su salud.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) el perfil del que presta cuidados a personas con discapacidad es una mujer entre 45 y 65 años. Según datos de la ultima Encuesta Nacional de Salud (ENS), el 49.4% son mujeres que cuidan solas al dependiente, frente al 16.65 % que son hombres. La disminución de ayudas para la dependencia empeorará la situación del cuidador principal.
En nuestro país las tasas de actividad y empleo de mujeres siguen estando por debajo de los varones. Las responsabilidades familiares de las mujeres acaban por influir en sus oportunidades laborales, en sus posibilidades de mejora y ascenso en el trabajo y fomentan su aislamiento social. Según datos de la ENS cuidan solas de los niños un 33% de las mujeres frente a un 2.2% de los varones
Siguiendo con datos de la encuesta citada, resulta que la mujer consulta más en Atención Primaria y valora su estado de salud percibido peor que los hombres en cualquiera de las franjas de edad.
Por otro lado, resulta inquietante comprobar que el nivel de estudios favorece las desigualdades en salud, de manera que las mujeres analfabetas o con estudios primarios no terminados consultan en Atención Primaria un 51% frente al 20% de las que tienen estudios universitarios. Y la cosa va más allá, consultan más las mujeres que se dedican exclusivamente al trabajo doméstico y las que están en desempleo que las mujeres que trabajan fuera de casa..
Por tanto, en este momento y en nuestro país, si eres mujer, no trabajas, te encargas de tus hijos y de la persona dependiente que está a tu cargo, no tienes estudios y tu nivel socioeconómico es bajo… tienes muchas más posibilidades de enfermar que cualquier hombre de tu misma edad.
Nosotros tenemos una doble responsabilidad, no sólo como ciudadanos, sino también como médicos. Desde la ventaja que nos ofrece nuestro lugar de trabajo estemos atentos a las necesidades de las mujeres más desfavorecidas, denunciemos las políticas sociosanitarias injustas, evitemos el trato sexista en el consultorio, en fin…¡cuidemos de nuestras mujeres!

Gloria Alonso Claudio

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