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La búsqueda de información sobre todo aquello que entendemos influye en nuestro bienestar en su más amplio sentido, se ha visto favorecida con lo que se ha dado en llamar las nuevas tecnologías y, específicamente, con el establecimiento de la Red, Internet, que, ha eliminado prácticamente, todo tipo de barreras para intercomunicarnos. Lógicamente, el intercambio de conocimientos en lo concerniente a la Salud, no podía quedar fuera de este transcendental fenómeno social. 

Aunque la valoración global de esta realidad sea muy positiva y se apueste por su extensión territorial, desde nuestra percepción, como profesionales mejor situados para advertir los efectos «negativos» de esta situación, parece conveniente dar un toque de atención al respecto. Por ejemplo, advertir de los peligros de adquirir mediante una transacción comercial mercancías médicas o medicinales como si se tratara de bienes inocuos para nuestra salud. Cuidado con confiar en cualquier «diagnóstico» o «tratamiento» que se ofrezca como proceso de curación, incluso por «titulados» o «especialistas», también con una compensación económica de por medio. Es problemático que haya algo que pueda sustituir a la relación directa médico-paciente en el ambiente terapéutico apropiado, con garantía de éxito.

Para contrarrestar los efectos indeseables de un conocimiento a todas luces insuficiente que consigue el paciente por estas nuevas vías de comunicación, parece importante que, en esa relación directa, el profesional sea consciente y satisfaga plenamente esa imperiosa necesidad de información que, en general, persigue el paciente. Ha de conseguirse eliminar lo que supone una información inadecuada con otra particularizada y objetivamente fundada para cada caso. Complementar lo que se deja por escrito por imperativo legal con la comunicación verbal que explica y matiza.

En definitiva, más que nunca en la era del Internet, conseguir que al paciente le llegue la correcta información es la mejor barrera de protección frente a una información sesgada.

Clara Argüello. El Adelanto 5 Febrero 2011

 

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