Asociación para la defensa de la sanidad pública

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Supongamos que Ud. trabaja en una gran empresa pública con muchas filiales y departamentos, que produce un bien o un servicio importante para la sociedad como puede ser atender y mantener la salud; una buena empresa acreditada como la más eficiente de Europa y la tercera del mundo. Un buen día los jefes, pensando que el resultado podría mejorarse y que Uds. son los que realmente saben de lo que se ha de hacer día a día, los fallos que hay y cómo mejorarlos, deciden aplicar nuevas fórmulas de gestión y le proponen a Ud. y al resto de los trabajadores de su sección que se auto organicen y se responsabilicen de gestionarla de momento con los escasos recursos materiales y de personal que hay en la actualidad, aunque con el tiempo tendrían más autonomía para hacer su propio presupuesto y gestión de personal; para lograrlo, pueden hacer alianzas estratégicas con otros servicios y proveedores públicos o privados, y si al final de cada año se mejora la calidad del servicio, la satisfacción de los pacientes, y sobra dinero, se puede repartir entre todos. ¿Ud. se apuntaría?
Seguramente sí. Parece sólo cuestión de organizarse, trabajar a gusto en su profesión y en su puesto de trabajo, elegir de entre los compañeros unos buenos representantes que sepan algo de gestión que lo dirijan, escuchar a todos, ser solidarios, mirar por las cosas y no olvidar que el objetivo y el fin último son los pacientes.
Aunque…conociendo a los jefes… ¿dónde está la trampa?
1-Por el mismo precio hay que hacer el trabajo habitual y además participar en la gestión (planificación, control de procesos y costes, recogida y análisis de la información, evaluación, planes de mejora, atender las reclamaciones, gestión de personal, reuniones, papeles, discusiones sobre el reparto de la productividad. ¡Pero al menos no hay jefes!
2-Calcular los beneficios en salud y la productividad en una actividad como es la sanitaria es harto difícil, por eso en vez de los resultados, se miden los costes de los procesos intermedios. Pero, ¿Cómo se puede ahorrar para repartir dividendos en un sistema deficitario por definición como es el sanitario? Introducir retribuciones por ahorro en costes puede ser perverso con fácil deslizamiento hacia “la ingeniería del dato” (falsear datos de los resultados en beneficio propio más o menos ingeniosamente), ahorro en pruebas diagnósticas o derivaciones o intervenciones que sí harían falta, incluso en personal que a alguien le parece que no es necesario.
3-El equipamiento en medicamentos, recursos materiales y especialmente en aparataje es muy costoso, debido a que su renovación por otros más nuevos y más eficaces es necesaria y cada vez más rápida; además los recortes en sanidad lo hacen más difícil. Sin embargo, el recurso tentador a las alianzas externas con el capital privado y con las empresas del sector mediante convenios de investigación y ensayos clínicos, no debería generalizarse como solución y en todo caso, debería ser muy cuidadoso y transparente ya que existe el peligro de caer en conflictos de intereses públicos-privados poco éticos.
4-La política de personal es regresiva para el personal funcionario-estatutario. No olvidemos que sigue vigente la Ley 10/2013 disposición adicional 5ª, donde establece que el personal de las UGC estará regulado por el régimen laboral de las empresas privadas.
Bueno, a mí me parece que la trampa es que la Sanidad Pública Española, o mejor dicho, su enorme volumen de inversión y posibles asegurados, se ha convertido en el punto de mira de las empresas multinacionales de la sanidad privada europea que pretenden introducir prácticas de la competencia y de la especulación financiera del mercado libre para romper nuestro eficiente Sistema Público de Salud, privatizándolo a base de fragmentarlo por secciones.
Para lograr una deseable Gestión Clínica menos jerárquica y con más participación e implicación de los profesionales, no hace falta cambiar la estructura ni prometer productividades, pero sí la forma actual de elegir a los Jefes de Servicio (a dedo) y mimar a los profesionales que a pesar de la precariedad (escasos y mal pagados) han ayudado a conseguir y mantener esta Sanidad tan eficiente.
J.M. Casado 14 Octubre 2016  ADSP Salamanca

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