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Aprovechando la campaña de declaración de la renta les invito a reflexionar sobre los impuestos y el sistema sanitario público, que se financia casi exclusivamente por esta vía en España. En un excelente artículo, S. Calonge y M. Rodríguez (Papeles de Economía Española) analizan los efectos de dicha financiación sobre la equidad, considerando ésta en dos aspectos: puesto que no todos tenemos la misma capacidad de pago, no todos debemos pagar igual (equidad vertical) y todo individuo debe recibir igual tratamiento para una misma necesidad (equidad horizontal).

Los autores concluyen que el sistema impositivo es proporcional, no progresivo, cada individuo paga según su capacidad, pero el «esfuerzo» que tiene que hacer cada grupo social es similar, se paga proporcionalmente al nivel de renta. En cambio, a la hora del gasto el sistema sanitario es equitativo y contribuye a la redistribución de la riqueza. No hay grandes diferencias entre lo que recibe (lo que gasta) cada grupo social, pero analizando el beneficio neto que obtiene cada uno de ellos (diferencia entre lo que paga y lo que gasta) se demuestra el efecto redistributivo del sistema. Un 31% del total de las prestaciones (más de 400.000 millones en 1990) por así decirlo «cambia de bolsillo» gracias a la asistencia sanitaria, los que menos tienen reciben más de lo que aportan, y así el 15% de la población más pobre consume el 48% de este saldo neto.

Aurelio Fuertes El Adelanto 15 Mayo 1999

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