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Harto; de que los planes sean proyectos y no realidades, por lo menos sentidas por sus destinatarios. Harto, porque se perpetúan cambiando el número y así se prorrogan otro montón de años, sin haber evaluado el anterior.
Ejemplo de esta dinámica son los planes socio-sanitarios de Castilla y León; vamos por el segundo sin extraer conclusiones del primero.
Nuestra sociedad está cambiando, está envejeciendo y por otro lado recibe gentes con otras culturas y formas de ver la salud y la enfermedad. No es sólo cuestión de crear asilos-residencias sino de individualizar las necesidades de los mayores. No es cuestión de regularizar sólo la tarjeta sanitaria a los emigrantes sino asumir sus necesidades, como ellos nuestras leyes. La base de muchas enfermedades reside en problemáticas sociales, que al no tratarlas como tales supone un gran coste adicional. Los trabajadores sociales, por la escasez de recursos, quedan como simples informadores cuando deberían ser parte fundamental en la solución de estos problemas.
Nos estamos tecnificando cada vez más y es bueno, pero no se debe olvidar la forma de vivir y enfermar. La deshumanización de la atención social crea una brecha que puede derrumbar el sistema sanitario actual.
Estos son aspectos novedosos que necesitan la implicación de los profesionales de la sanidad pública. Las administraciones lo resolverán con el tercer plan socio-sanitario: ¿ sin aumentar los recursos y presupuestos ?.
Tiempo al tiempo.
Antonio Julián Martín. El Adelanto 6 Diciembre 2003

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