Asociación para la defensa de la sanidad pública

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Me regalaba hace unas semanas, mi buena amiga y correligionaria Concha Ledesma (si es que alguna religión profesamos, que no lo creo), una reedición de una perla literaria e intelectual, incomprendida por muchos, un opúsculo de la Comuna Antinacionalista Zamorana (CAZ), banda de autores inconcretos y donde rebulle la filosofía del utópico irredento Agustín García Calvo: “Manifiesto urgente contra el despilfarro”.

Nada tan vigente.
Despilfarrar, o séase, la base de nuestra capitalista sociedad. El consumo por el consumo. O mejor dicho, el consumo innecesario. O aún mejor, aquello que nos dedicamos a suprimir sin aprovechar ni disfrutar. “Sociedad de consumo”, que más bien llamaríamos “sociedad del despilfarro”, y en lo que se sustenta el crecimiento mismo: más despilfarro, más crecimiento, mayor riqueza para todos. En este sentido cabría introducir el hecho del consumo sanitario: consumo de servicios de salud, más que consumo de salud.
Nada más lejos de mi ánimo que trasladar esta responsabilidad al consumidor mismo, al paciente en este caso. Pero mucho me temo que nuestra conducta en este ámbito esté impregnada del valor “despilfarro” que sostiene nuestro supuesto desarrollo. También en sanidad.
Escasas, míseras líneas, para reflexionar sobre el asunto. Pero por qué no hacer una llamada, aunque sea impopular y políticamente incorrecta.
Nos mueven valores de consumo que, innecesariamente se trasforman en despilfarro. Del mismo modo en sanidad, la caótica previsión, así como la gestión malévola de autoridades, invita al consumo infructuoso de recursos sanitarios. Por ello el conjunto de la sanidad no deja de ser otro campo más donde el consumo banal e ineficaz se convierte en un objetivo en sí mismo. La tercera parte de toda actividad sanitaria es innecesaria e inmotivada científicamente, generando así el solo beneficio de los vendedores de la tecnología. Si a esto le añadimos una planificación inoperante, el resultado es un beneficio económico a costa de la salud del público.
Moraleja del relato: si estimas tu salud y tu bolsillo, reclama que se evalúe lo que produce el sistema sanitario y además, exige participar activamente. Si no intervienes decidirán por ti, y tú contribuirás a despilfarrar los bienes colectivos que tanto nos cuestan a todos.

Salamanca, 14 de marzo de 2017  Miguel González Hierro

ASOCIACIÓN PARA LA DEFENSA DE LA SANIDAD PÚBLICA. Salamanca

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