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El Estado del Bienestar se tambalea. Las tijeras están afiladas y se han puesto a pleno rendimiento. La penúltima noticia del Gobierno alude a la quiebra del sistema de pensiones y veremos cómo acaba el bombazo de aumentar en dos años la edad legal de la jubilación. Cuando la CEOE está tan contenta con la iniciativa de retrasar la jubilación tenemos que ponernos a temblar. La crisis ataca directamente las condiciones de vida de las personas y esto altera claramente la salud física y mental de toda la población, pero sobre todo afecta a los sectores de la población más vulnerables y me refiero especialmente a mis iguales de género, las mujeres.

Los responsables de esta crisis no somos las mujeres. Los responsables son las élites del sector financiero y empresarial, así como los gobiernos que han impuesto sus políticas neoliberales de las dos últimas décadas.

Tenemos una población femenina altamente formada y el capital humano se despilfarra en precariedad, subempleo, contratos a tiempo parcial, inactividad, economía sumergida y desempleo, fenómenos que lastran el funcionamiento del mercado de trabajo y merman la productividad. Para pasar del ladrillo al ordenador podríamos empezar por no seguir despilfarrando el capital humano existente.

Las investigadoras feministas han propiciado un programa de reformas para un cambio de modelo, ellas proponen aprovechar la crisis para cuestionar la división sexual del trabajo. La crisis representa una oportunidad y un desafío para establecer nuevas formas de producción y consumo, y de reorganizar las estructuras y relaciones del cuidado, estableciendo un reparto equitativo entre hombres y mujeres del trabajo remunerado y no remunerado. Esto se tendría que hacer con un aumento de la corresponsabilidad entre los distintos agentes implicados en el bienestar social, incluyendo el Estado, a través de un presupuesto público progresista que por medio de los ingresos, gastos y beneficios fiscales redistribuya equitativamente los recursos -que garantice el acceso al crédito- y sea coherente con el objetivo de igualdad entre hombres y mujeres.

María Teresa Muñoz. El adelanto 6 Febrero 2010

 

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