Asociación para la defensa de la sanidad pública

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En términos periodísticos se llama billete a un escrito breve, si bien es más común su acepción como documento bancario que circula como medio de pago. Me centro en el segundo sentido aunque no renuncio al primero.
En estos días donde se va a regar generosamente con abundante monetario la financiación autonómica, da mucho que pensar que no se aborde el fondo del asunto. Se dice que estos dineros, en un 80 %, son para asegurar los servicios públicos básicos, entre ellos la sanidad. Y a ello voy.
Tras muchos años desde la aprobación de la Ley General de Sanidad que origina el Sistema de salud, debería ser inexcusable abordar su actualización, iría más lejos, abordar su reforma.
La creación de los Servicios Regionales de Salud se hizo bajo unas expectativas que no se han cumplido. Si bien se han acercado los servicios de salud a los ciudadanos, también se ha acercado la gestión de éstos a intereses muy localistas, a personalismos e intereses políticos muy puntuales de cada Comunidad y están sujetos de forma más próxima a presiones.
Existen problemas muy severos del conjunto del SNS, destaco la creciente falta de equidad, entendiendo ésta como igualdad en el acceso a los servicios sanitarios, las demoras, la calidad, el catálogo de servicios y el respeto a la capacidad de decisión del paciente, fundamentalmente.
Esta inequidad ya obligaría a repensarse la organización basada en servicios regionales, pero hay más factores: ineficiencia, pluralidad de sistemas de gestión que genera costes diversos y mayor desigualdad…
Sabiendo que es políticamente inapropiado y posiblemente prematuro, habría que replantear esta gestión por servicios regionales. Aunque es ingenuo creer que esta propuesta pueda hoy tener la mínima viabilidad.
Existen otros muchos aspectos de la LGS a rehacer, la política de salud pública, su conversión en un auténtico Servicio de salud universal, desvincular el derecho a la sanidad de la afiliación a la seguridad social, o definir tajantemente quien gestiona las bajas laborales.
En lugar de esto seguiremos en la pugna de quien se lleva más financiación.

 

Miguel González Hierro.

Pubicado en «El Adelanto», 18 Julio 2009

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