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En general, las estadísticas suelen ser utilizadas como información con intencionalidad política de algún signo, usadas con parcialidad por las diferentes ideologías; suele ocurrir esto, cuando los datos que se muestran no son completos o se ocultan otros que deberían también publicarse, al objeto de acercarse a una descripción correcta de la realidad
No obstante, en el caso concreto de las estadísticas que se están conociendo acerca de los niveles de desnutrición o malnutrición en un porcentaje alarmante de los menores españoles por una alimentación inadecuada o insuficiente, NO es necesario, de cara a comprender y visualizar dicha situación, aportar las cifras complementarias referidas a los niños que, afortunadamente, no sufren estas indeseables carencias.

A todos nos conmueven e indignan las cifras que reflejan el inaceptable número de niños y niñas que, debido a una penosa situación económica familiar, no reciben una correcta y equilibrada alimentación; e igualmente indignante resulta la incapacidad de solventar o paliar dicha circunstancia por parte de los estamentos sanitarios, consecuencia de una desorganización que degenera más allá de las cantidades que se barajen, y una incompetencia que se incrementa cuando, como se observa, los políticos buscan responsables y responsabilidades fuera de su entorno: parece que todo se justifica apelando a las Situación Económica, un poderoso ente abstracto indomable que en pleno siglo XXI determina nuestras vidas sin posibilidad de respuesta o rectificación. En este sentido, varias consideraciones:
La primera es que no es verdad que no existen responsables. Todo lo contrario, bien podría decirse que todos lo somos un poco, pero la mayor responsabilidad la tienen, como cualquiera puede deducir “sin devanarse los sesos”, quienes ocupan cargos políticos con capacidad para decidir activar, promover, y orientar las medidas reparadoras en uno u otro sentido. Parece lógico pensar pues, que el nivel de Responsabilidad Individual, se asuma en función del cargo ocupado en el entramado político: mayor cuanto más alto.
Segunda, y partiendo de esa premisa que de manera tan vehemente defienden nuestros gobernantes actuales, y que admite de forma incuestionable el buen funcionamiento del Sistema Económico vigente, resulta obvio que ese ordenamiento socio-económico que determina nuestra ‘calidad’ de vida de manera tan eficaz sin necesidad de ‘otro tipo’ de intervención, NO está funcionando en este caso, y es incapaz de resolver unos problemas de subsistencia digna tan básicos en una sociedad que se presume desarrollada y justa; es más, los acentúa.
Finalmente, y en lo más relacionado con nuestro sistema sanitario y con la vertiente de prevención de la enfermedad, cabe poner el acento en lo que estas carencias en nutrición, afectan al correcto y equilibrado desarrollo del organismo desde la infancia, imprescindible para una buena salud futura: Los “ahorros” presentes nunca compensarán los inevitables sobre-costes de la Sanidad del mañana.

Clara Argüello Fernández.

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