Asociación para la defensa de la sanidad pública

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Siempre se ha dicho que uno de los activos más importantes de nuestro sistema sanitario público son sus trabajadores; a ellos se debe en gran medida que “la cosa funcione”. Tanto en los hospitales como en las consultas urbanas o rurales, además de las tareas habitúales, tienen que atender situaciones nuevas, la llamada presión asistencial no calibrada, o conjunto de problemas generalmente de fondo social que responden, la mayoría de las veces, a promesas políticas que no han tenido en cuenta para nada las limitaciones que marcan la posibilidad de nuevas realizaciones: la atención a la dependencia, al maltrato, al emigrante, a los trabajadores del asbesto etc., comportan una sobrecarga en las ya de por sí castigadas agendas de trabajo. No queremos con ello rechazar el cuidado de esas situaciones, que toda sociedad moderna que se precie debe asumir, discrepamos en que los recursos no aumentan en la misma medida. No es cuestión sólo de formación sino también de adecuar la llamada política de personal, que en nuestra comunidad precisamente no es un ejemplo de eficiencia; las diferencias con otras autonomías son cada vez más desfavorables, no solo en el importante aspecto económico sino también en el de la estabilidad laboral.
De todos es sabido la dificultad que tiene nuestra administración para retener a los profesionales que ha formado, por otra parte se crean nuevos procedimientos de regularización sin cerrar previamente otros abiertos, todos son fácilmente recurribles provocando una pereza institucional sospechosa.
Los trabajadores es difícil que se impliquen si están pendientes de esas tormentas laborales e incluso familiares (¿donde está la famosa ley de conciliación de la vida familiar publicitada por la Junta?).Trabajar a gusto si tiene incidencia en la atención al ciudadano, que en el fondo es de lo que se trata.
Ya se acabaron las elecciones y los entrantes o los ya asentados tienen trabajo por delante si quieren mantener la moral de sus “huestes” o sea que ¡¡ A GESTIONAR!!
Antonio Julián Martín. El Adelanto 9 Junio 2007

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